jueves, 20 de septiembre de 2007

Shidao


Este verano hemos estado en Shidao. Es un pequeño pueblo de pescadores en la provincia de Shandong. Ahora vive un momento de transformación continua en la que se mezcla la vida del astillero con la construcción de barcos de gran tonelaje con la vida tradicional de los pescadores, con sus pequeñas embarcaciones que aportan marisco fresco a los restaurantes de la zona.
Así, poco a poco el turismo va abriéndose paso y en pocos años será una gran fuente de ingresos para Shidao, creando además una innumerable cantidad de puestos de trabajo en el sector servicios. En el 2004 se inauguró el templo -Chishan- gentes de este lugar han aportado dinero para financiarlo y han colaborado en su construcción a partes iguales los japoneses, los Coreanos y los Chinos. El templo a sido construido por la paz en el mundo. Este es un bello lugar costero, lejos del ajetreo de las grandes urbes que invita a disfrutar de sus paisajes, la gente agradable y el marisco.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Chinerias y otras Chorradas


La primera vez que visité china fue en el año 2005. La primera impresión al salir del aeropuerto de Shanghai fue "este calor me va a matar y ahora no puedo volverme atrás". Quedaban 17 días más y debía de calmarme, no podía agobiarme nada más entrar en el país. La solución fue sencilla, a la vez que práctica y reveladora, me acordaba de mis malos momentos en el Camino de Santiago en el que sólo tenia dos opciones: Caminar, o seguir caminando hasta llegar al próximo destino y dormir al raso o en una litera de un albergue. En China las opciones también se redujeron a dos: Aguantar, o seguir aguantando hasta llegar al hotel, eso si con todas las comodidades. En fin en el 2005 me toco tragar calor y humedad. En los posteriores viajes del 2006 y en del 2007, hizo calor si, pero fue mucho más llevadero y no sufrí tanto el calor y la humedad ¿Seré yo que me estoy achinando?
Como dije al principio, en el 2005, era la primera vez que subía a un avión, después ya perdí la cuenta de cuantos vuelos llegué a tomar, era la primera por lo tanto que estaba tan lejos de casa, a veces me sentía como un hobbit ya que casi nunca había salido de mi pueblo natal y de repente tantas vivencias en un mundo tan diferente del que conozco habitualmente y sin embargo, esa diferencia, es lo que más me atrajo de China.
Esta encantadora foto en la que estoy posando con garras de "Fumanchú" me la hice justo al lado del templo del caballo blanco cerca de Luoyang. A pesar del calor agobiante de aquel año todavía nos quedaba humor para hacer el chorras, mientras, el guía nos gritaba que volviéramos al autobús. Claro al guía ya se le hacía tarde para llevarnos a la próxima fábrica de la cual se iba a llevar una comisión por las compras que realizáramos. Tanto costó meter la mano en tan prodigioso guante férrico para escarbar la cera de los oídos o sacarse un ojo a uno mismo en un descuido, que bien se merecía una foto y que el guía esperara un rato más.